Uno que no viene de familia rica, y donde ciertas cosas mas que habituales ahora, eran eventos que nunca olvidarías , recuerda Velázquez 150 como el lugar donde junto a la que hoy es mi mujer, fue al primer restaurante de lujo y renombre donde disfrute de aquello que por entonces leía en revistas y suplementos dominicales, “comer en un lugar de moda, rodeado de lujo y gente guapa” Nodo, era por aquel entonces uno de los restaurantes que destilaban lujo por los cuatro costados, esa cocina acristalada, ese look de los camareros propio de una tienda de moda, y esos platos que parecían mas propios de alquimistas que de cocineros, fueron mi primera experiencia donde lujo y gastronomía se unieron por primera vez, y donde dicho sea de paso, uno en su inocente juventud con ínfulas de Mario Conde sin gomina, se veía comiendo de menú y a diario con la Cream madrileña.

El porque de esta historia es que años después, un día y por sorpresa, alguien a quien tengo mucho cariño y quiero, me llevó a comer a un restaurante que no conocía y cuya única referencia al llegar y recuerdo fue la de el Nodo, una buena forma de comenzar una historia de amor y admiración, un buen recuerdo.

El local, su entrada, me recuerda a los locales parisinos o londinenses, entresuelo, alfombra roja y luz artificial, el local mezcla lo acogedor de un tamaño razonable y diáfano, con la calidez y luminosidad del blanco, todo ello presidido por dos olivos en el centro, una pequeña barra a la izquierda nos recuerda un concepto curioso, el todo en 1, música, gastro, copas y buen ambiente. ATA CLUB es o podría ser un club, donde sus socios comen con clientes los días de diario con traje, corbata y la seriedad que cerrar negocios conlleva, celebran por la noche el éxito de esas negociaciones, sin corbata, con traje y con música con una cena ligera y  copa, y finalmente los fines de semana, comen con su familia y celebran el placer de estar juntos o haber amanecido con la gente que te importa. Todo sin desentonar local, comensal o cliente, porque ATA CLUB es polivalencia con clase y saber estar.

La comida, realmente ME GUSTA, y me vuelve loco el pan, ese pan hecho cada día con cariño y en horno por su cocinero, pan dulce, con especias, blanco, integral, con cariño…… buenos vinos, un menú diario con precio asequible, un jefe de sala que aúna la seriedad de los antiguos grandes restaurantes, con aquel que sabe en todo momento que quieres, cuando y como. La guinda, su dueño, un tipo que simplemente quiere una cosa, que quien vaya a ATA CLUB repita, que solo sabe hacer las cosas de un modo, BIEN y que desde luego lo esta consiguiendo. Si quieren saber mas, simplemente escuchen la entrevista que el pasado 30 de septiembre le hizo a su cocinero el gran Javier Munarriz. 

En este caso es recomendable dejar el coche a su aparcacoches, la zona residencial y de oficinas, salvo por cercanía o simplemente afición, no tiene el encanto de otras zonas de Madrid, por lo tanto la experiencia deben centrarla de puertas para dentro, coman, beban, bailen, canten y disfruten.

ATA CLUB no tiene un olor especial, pero si tiene un cocinero especial, he tenido la suerte de conocerle y hablar con el, y si tuviera que definirlo lo haría como ATA CLUB, disfrutaran no lo duden, de una experiencia inolvidable, en mi caso, siendo mi restaurante preferido, pediré a los astros y San Pancracio, que dure tantos años abierto y con el mismo éxito y equipo, como mi cartera me lo permita.