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Quien conserva la facultad

de ver la belleza no envejece.

Franz Kafka

INVIERNO EN PRAGA, MUCHA MAGIA

Como aún conservo la facultad de ver la belleza, quiero hacer caso a la cita del escritor Franz Kafka para viajar a Praga y ver cuanta belleza alberga esa ciudad. Así que dejamos atrás el otoño, camino de un nuevo invierno, de una nueva Navidad, para descubrir una ciudad muy especial y con mucha magia: Praga.

En el programa de hoy, Carlos Ladero, Director de Estilo y Finanzas, junto con Fernando Tomás de Viajes El Corte Inglés, os llevaremos a recorrer Praga, una ciudad que forma parte de ese grupo de ciudades europeas donde, como yo digo, se toman la Navidad muy en serio y la celebran con mucho júbilo.

Dicen que lo más bonito de Praga es pasear por ella, así que ya sabéis, calzado cómodo, ropa de abrigo y ¡a la calle!. Si viajamos durante diciembre a Praga no veremos belenes, ni panderetas, ni zambombas pero si un ambiente muy navideño en sus plazas y calles, más aún en sus mercadillos navideños como los de la Plaza de la Ciudad Vieja y la Plaza de Wenceslao donde inmersos en una especie de cuento de hadas podremos comprar artesanía popular, joyas, adornos navideños mientras tomamos un vino dulce caliente y especiado (svarák) y, si quieres acompañarlo con algo más contundente, tómate un langos(pan con ajo, queso y ketchup, todo ello mientras escuchamos alegres villancicos populares.

Nuestro recorrido por Praga lo iniciaremos en la Ciudad Vieja caminando por esas calles adoquinadas que bien podrían ser inspiración para un cuento de hadas y donde podremos descubrir los grandes tesoros que guarda la ciudad. Nos disponemos a descubrir dichos tesoros con mucha calma, como la que se respira en el ambiente de esta ciudad de gran belleza.

En vuestro primer día en Praga te recomendamos madrugar para acercarte a ver amanecer desde el famoso Puente de Carlos que, a esas horas, será un remanso de paz pues luego durante el día siempre está repleto de gente. Los matices que produce la luz dorada, con algunos tonos rojizos, y las sensacionales vistas del entorno merecerá la pena haberte dado el madrugón. 

Sin duda el Puente de Carlos es el lugar más visitado de Praga. Este puente gótico, mandado construir en el año 1357 por el rey Carlos IV, ha sobrevivido a todo tipo de  agresiones atmosféricas, guerras y celebraciones; y es uno de los más fotografiados del mundo. El Puente de Carlos ha sido testigo pétreo, junto con las 30 estatuas que lo coronan, de la historia y vida de Praga. Por él pasó el ejército nazi durante la invasión en 1939, en él se vivió la Primavera de Praga en 1968 y en 1989 vivió la Revolución de Terciopelo cuando los checos celebraron la caída del régimen comunista. 

Declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO es el segundo puente más antiguo de Praga con 520 metros de longitud, 10 de ancho y con 16 arcos por donde atraviesa el río Moldava y durante muchos años la única vía que comunicaba la Ciudad Vieja y el Castillo de Praga, además de un importante eje mercantil y de comercio. 

Otro momento idóneo para visitar este puente es al anochecer pues podrás contemplar un panorama onírico cuando se enciendan los farolillos del alumbrado y sus luces ámbar tenue se reflejen sobre las esculturas que parecen cobrar vida sobre el puente. Detente unos instantes y contempla el entorno. Si la bruma que desprende el río lo permite, podrás divisar en lo alto el Castillo, la iglesia de Nuestra Señora de Tyn, la Torre de la Pólvora y demás edificios singulares de alrededor.

Después de visitar el Puente de Carlos nos debemos dirigir hacia la Plaza de la Ciudad Vieja, otro lugar en que suscita tanto interés como el Puente de Carlos y en ella, veremos algunos de esos tesoros que mencionábamos  anteriormente: la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, una de las joyas góticas imposible pasar por alto ya que sus dos torres de 80 metros de altura se imponen sobre el paisaje, y sobre todo el famoso y enigmático Reloj AstronómicoMedieval, sobre el que existen muchas leyendas y que está presidiendo la fachada del antiguo ayuntamiento de la ciudad. Una de las leyendas relata que el carpintero que lo diseño y creó en el año 1410, lo hizo con tal precisión y belleza que las personas que se lo encargaron le dejaron ciego para que no pudiera realizar ninguna réplica del mismo. Pero el carpintero se vengó metiéndose dentro del reloj y detuvo su mecanismo, al mismo tiempo que su corazón dejaba de latir. Los habitantes de Praga creen que el movimiento de las agujas del reloj y de las figuras que bailan les da suerte a ellos y también a la ciudad.

En 2002 el reloj se paró y, coincidentemente, el río Moldava se desbordó causando las mayores inundaciones vividas en la ciudad. El reloj tiene un Calendario circular y una serie de medallones, también circulares, que representan los meses del año, marcan las hora y la posición de las estrellas y los colores cambian teniendo su propio significado: el rojo es el alba o el atardecer, el azul el día y el negro la noche. A cada lado del reloj, hay dos grupos de estatuas que simbolizan los pecados capitales y un esqueleto que representa la muerte. El esqueleto toca la campana que marca cada hora y entonces las figuran mueven las cabezas y las ventanitas superiores se abren para dar comienzo “el baile de los 12 apóstoles” que termina con el canto del gallo que anuncia la nueva hora.

En esta zona de la Ciudad Vieja también recomendamos visitar el Clementium, el mayor complejo arquitectónico de Praga y solo superado por el Castillo. En el Clementium destaca su Biblioteca barroca donde al entrar tendremos una gran sensación de viajar al pasado. Antes de convertirse en Biblioteca Nacional (Imperial) en el siglo XVIII, era sede de la Universidad de Carlos que en el XVI fue ocupada por los jesuitas hasta que fueron expulsados en el XVIII. El edificio se divide en cinco patios en torno a los cuáles se reparten el resto de las estancias: la Capilla de los Espejos, sala barroca forrrada de espejos y en la que hay un órgano que se dice tocó Mozart durante una visita a la ciudad, aquí también se celebran hoy día conciertos de música clásica. Además el edificio alberga la Torre Astronómica de 70 metros de altura, la Sala de los Meridianos, la del Tesoro y las iglesias de San Salvador y San Clemente. Pero la verdadera joya de la corona es su Biblioteca con más de 20.000 volúmenes, incluyendo viejos manuscritos, todos ellos rodeados de gran cantidad de globos terráqueos muy antiguos.

Desde la Ciudad Vieja es fácil alcanzar otro de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el Castillo que es el monumento más grande la ciudad. Construido en el siglo IX, fue residencia de los Reyes de Bohemia y de emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico; y considerado el castillo antiguo más grande del mundoEn su interior alberga: la Catedral de Praga (1344), dedicada a San Vito, San Venceslao y San Adalberto, con 99 metros de altura es la mayor muestra de arte gótico de la ciudad y el monumento más importante de todo el conjunto que conforma el Castillo, el Convento y la Basílica de San Jorge, el Palacio Real e importantes galerías de pintura renacentista y barroca donde estaban las caballerizas. Destaca la torre del castillo, de estilo tardo-gótico y que fue prisión hasta finales del siglo XVIII.

La ciudad de las 100 torres

En nuestro paseo por Praga nos sorprenden muchas cosas, pero llaman mucho la atención las sinuosas torres y cúpulas que vamos viendo en nuestros paseos. Por eso a Praga se la conoce como “La ciudad de las 100 torres” entre las que destacan: la Torre del Puente de la Ciudad Vieja, la Torre de la Pólvora o la de la Iglesia de San Nicolás. Concretamente la Torredel Puente de la Ciudad Vieja, con casi 50 metros de altura, es una de las más antiguas y probablemente la más bella. Es una construcción medieval, en estilo gótico tardío, que da acceso a la Ciudad Vieja a través del Puente de Carlos y sobre la entrada principal destaca un conjunto de cinco esculturas dedicadas al Rey Carlos, San Vito (protector del puente) y el Rey Wenceslao fundador de Praga.

Y la torre más alta, aunque bastante más moderna, es la Torre de la Televisión de Zizkov con 216 metros de altura y que fue construida durante el período comunista y desde la que se contemplan unas fantásticas panorámicas de la ciudad. Al ver la torre desde abajo podrás ver a trece bebés gigantes deformes gateando, en distintas direcciones, por la estructura de la torre y que no son sino esculturas gigantes del polémico escultor checo David Cerny, conocido artista sobre todo por la controvertida temática de algunas de sus obras, entre la que destaca la estatua de San Venceslado que muestra al soberano checo sentado sobre la barriga de su caballo muerto y que se puede ver en la Galería Lucerna, en el centro de Praga cerca de la plaza de Venceslao. Otra es la cabeza de Fran Kafka, escultura móvil que también se encuentra en Praga.

Somos de barrio

Ya que estamos en el Puente de Carlos es cita obligada dar un paseo por la cercana isla de Kampa, a orillas del Moldava y desde la que podemos ver unas impresionantes vistas de la ciudad, un lugar ideal es desde la terraza del Kampa Park.

La verdad es que Praga ha experimentado un gran cambio desde su Independencia del régimen soviético y ya no es lo que era la antigua Checoslovaquia. Dicho cambio ha supuesto una metamorfosis que donde más se aprecia es al comparar las zonas más antiguas con los barrios emergentes, al igual que pasa en otras ciudades europeas. Los comercios decadentes del movimiento comunista fueron dando paso a otros tipo de establecimientos más singulares como ha pasado en los bajos de los edificios modernistas de la calle Parizskádonde las marcas del lujo Dior, Gucci, Prada, Louis Vuiton, entre otros, la han convertido en la calle más exclusiva de la ciudad o también el barrio judío Josefov, barrio donde se respira un alto nivel de vida y las marcas más exclusivas tienen sus tiendas y donde residen los pocos afortunados que pueden permitirse pagar alquileres de vivienda a precios astronómicos al nivel de París, Londres o Nueva York. Este barrio judío merece la pena ser visitado para ver sus sinagogas, su ayuntamiento, el monasterio de Santa Inés, su Viejo Cementerio y la Plaza de Franz Kafka, donde se encuentra la casa donde nació el escritor. Los orígenes del barrio se remonta al siglo X, y desde el siglo XVIII gozó del estatus de autonomía con su propia jurisdicción. La comunidad judía de Praga llegó a ser una de las mayores de Europa, llegando a tener 180.000 habitantes.

Pero en el barrio lo más singular es su Viejo Cementerio que se encuentra en una zona boscosa, aunque rodeada de casas, y en él 11.000 sepulturas que por falta de espacio “se han ido amontonando” durante los años de una forma caótica configurando uno de los cementerios más peculiares y cautivadores de Europa.

Otro lugar para visitar y desde el que se tienen unas fantásticas vistas panorámicas de la ciudad es la Colina de Petrín a la que se accede en un funicular que tras un recorrido de 500 metros nos deja a los pies de la Torre Petrín que, por su forma, emula a la Torre Eiffel con una altura de 63 metros y que se levantó con motivo de la Exposición del año 1981 pero que lleva en el emplazamiento actual desde 1932. Si te atreves con sus 299 escalones tendrás, como premio, una de las mejores vistas panorámicas de Praga. Es tradición el 1 de mayo, que las parejas celebren el “Día de los Enamorados” besándose las hojas de los árboles del bello parque y eso augura un año más de matrimonio feliz.

¿Hace un café?

La verdad es que con tanto paseo, y con el fresquito que hace en Praga, apetece hacer un alto en el camino y someternos a una buena dosis de rica cafeína en algunos de sus bellos cafés, muchos de ellos ya pintan canas, con más de 100 años a sus espaldas. Lugares como el romántico Café Louvre,  lugar que era muy frecuentado por el escritor Franz Kafka, y en el que seguro el autor escribió algunas páginas de su relato “La Metamorfosis”, el coqueto Café Ebel, o el clásico Café Savoy, un referente que reúne a la crema y nata de la sociedad praguense. Y como el director de este programa, Carlos Ladero, es un adicto al chocolate recomendar el chocolate caliente del Savoy, os pondrá las pilas para continuar recorriendo la ciudad.

Y si quieres disfrutar de un café original ese es el, situado en plena plaza de Wenceslao, un antiguo tranvía rojo de dos vagones en el que podremos tomarnos un café fuerte y un dulce muy dulce, la ocasión lo merece. 

En cualquiera de los cafés mencionados podrás disfrutar de un reponedor desayuno como hacen los praguenses a base de huevos duros con queso, Pan brioche con queso gruyere, gulasch con cebollas y si te va más lo dulce unas torrijas de canela, tortitas, huevos Benedict o muesli casero con yogur griego.

Ya repuestos tras el café, vamos a continuar nuestro paseo rumbo hacia uno de los edificios más singulares de Praga, y también del mundo. Nos referimos a la Casa Danzante (Tancídí Dúm), construida entre 1992 y 1996 por el arquitecto checo-croata Vlado Miluni y diseñada por el también arquitecto el famoso Frank Gehry. Situada frente al río Moldava es un edificio de estilo deconstructivista cuya construcción sembró cierta polémica al contrastar tanto con los edificios barrocos, góticos y art nouveau de Praga. Pero su edificación es una muestra más de que Praga es una ciudad innovadora y también disruptiva que adopta toda clase de estilos arquitectónicos que aporten valor a su urbe.

Puro teatro.. pero Negro

No hace falta saber checo para asistir a una representación del famoso teatro negro de Praga, un espectáculo cuyo objetivo es engañar al espectador a través de diferentes ilusiones ópticas y efectos especiales escenificados por actores vestidos de negro que ante un telón, también negro, pasan inadvertidos a los ojos del espectador creando una ilusión óptica jugando con los movimientos de los actores y elementos, generalmente en colores fosforescentes, que da lugar a un fantástico juego de luces y sombras que parecen moverse solos e interactúan con los actores visibles. Este tipo de teatro tiene sus raíces en China.

En un pequeño teatro, cerca de la Torre de la Pólvora, fundado en 1961 y que ofrece representaciones que nos recuerdan mucho a los mimos callejeros y que nos ofrecen un espectáculo casi onírico de emociones y sensaciones. Hay muchos más teatros en la ciudad.

También destacan los teatros de marionetas ya que los títeres son otras de las tradiciones de Praga y el Teatro Nacional de la Marioneta lo deja patente y merece ser visitado. Representaciones basadas en las obras de Mozart, Don Giovanni y La Flauta Mágica hacen las excelencias de niños y mayores. Para quien le gusten las marionetas como recuerdo hay varias tiendas en la ciudad donde se pueden comprar marionetas muy bien realizadas.

Un buen consejo: solicitar información en la conserjería del hotel sobre las representaciones de teatro negro que hay en cartel, así como en que restaurantes disfrutar de una cena típica acompañada de buena cerveza checa.

Praga también es música (y muy buena)

República Checa ha sido cuna de grandes personajes, en diferentes disciplinas, pero aparte del escritor Kafka hoy nos vamos a centrar en lo que más nos gusta: la ópera y la música clásica.

En música nuestros referentes para la música del programa de hoy son los compositores LeosJanácek y Antonín Dvořák sobre todo este último. Dvořák (1841-1904), gran compositor posromántico de la segunda mitad del siglo XIX nació en Bohemia y principal representante del nacionalismo checo por utilizar en sus obras matices populares y tradicionales checos. Entre sus obras destacan sus composiciones de música de cámara, sus Danzas Eslavas, suSinfonía número 9 más conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo (1893) y nuestra preferida la ópera Rusalka (1900) compuesta cuatro años antes de fallecer. 

Y más actuales, aún en vida, destaca una de los mejores voces del mundo operístico como es Magdalena Kozená, nacida en 1973 es una de las mezzosoprano con un timbre eslavo muy peculiar y que borda sobretodo las composiciones barrocas. Casada con el director de orquesta inglés Sir Simon Rattle, que fue conductor de la Filarmónica de Berlín hasta su renuncia en 2018 y actualmente director de la Orquesta Sinfónica de Londres, forman un tándem perfecto en el mundo de la música.

Dejamos Praga para regresar a España con mucha tristeza pero con la grata sensación y promesa de volver en otro momento, no muy lejano, para seguir descubriendo de la mano de Viajes El Corte Inglés la belleza y la magia de una ciudad que envejece, eso siempre muy bella.