Ahora que están tan de moda las cartas abiertas, dirigidas a una masa indeterminada y en tercera persona, me he animado a escribir una, como siempre dirigida a nadie y a todos, y sobre a cualquiera que se de por aludido. La diferencia de esta carta es que no busca ni votos, ni amigos, ni apoyos, busca simplemente desahogarme, y esa es la filosofía de esta web, desahogarme, ser como soy y decir lo que me de la gana, un reto en estos tiempos que corren, arriesgando dinero y posición, como los hidalgos caballeros españoles, que tiempo a, perdieron ambos y acabaron en una posada de mala muerte muriendo solos y con vino de calidad incalificable.
Empezaría por, a diferencia de vosotros, nunca perdí discurso y compostura, y jamás me plegue a arrodillarme ante nadie por mantener un puesto de trabajo, y no precisamente a suplicar. No espero ni agradecimiento ni apoyo, nunca lo esperé aunque me lo merezco, lo sabéis pese a que os “joda” , tampoco que me echéis una mano, si alguna vez lo habéis hecho, y esto va por todos, era esperando obtener algo a cambio. Lo que tengo me lo he ganado, no se lo he robado a nadie, y menos aún, es gracias a casi ninguno, siempre hay excepciones, las menos, podría hablar en singular, e incluso en ese caso, mis cuentas estarían mas que saldadas.
Bien, no os voy a pedir nada, me aburre pedir a quien nada me puede aportar, tampoco os quiero quitar nada, soy persona de honor y jamás lo he hecho ni haría, no como vosotros, que tenéis como mayor mérito haber saqueado a cualquiera que se os pusiera a tiro.
Saldadas cuentas, y con saldo en mi haber, quiero olvidarme de vosotros, para siempre, os perdono a cambio de olvido, que mejor moneda de cambio, a vosotros pagar os cuesta, pero la de ignorar es moneda que os sobra, sobre todo cuando ya no podéis sacar más “vaca de la leche”.
Aplicando este rasero, y en este momento, creo que mi lista de amigos se reduce a los dedos de la mano de un carpintero, de colaboradores idem, de socios menos aún, vuelvo a estar solo y como el hidalgo Don Quijote, admirado por mi parte, sin tan siquiera un Sancho (aunque siempre defendí que Sancho no era mas que su conciencia), me vuelvo a enfrentar con rocín flaco y viejo, y mas años de los que me gustaría, a volver a pelear contra molinos de viento o eólicos si procediera.
“Mi patria siempre mis zapatos “, “mis manos mi ejercito”, “nada debe quien todo da” escrito en mi estandarte, en mi escudo “hazlo como si fueras a morir mañana” y en mi espada “no habrá paz para los malvados” .
El objetivo morir dentro de 50 años, con el alma en paz, el bolsillo con lo suficiente para disfrutar de ese último momento, la conciencia con saldo 0, el alma limpia y con una sonrisa, sin odiar y sin rencor.
Por lo tanto y aquí acabo esta carta, a los que me desean el mal, bajo vuestra conciencia, en mi caso indiferencia, a los que me quieran destruir o verme de nuevo en el suelo, a diferencia de vosotros siempre me volveré a levantar con la cabeza alta y seguiré luchando, a los que quedan, que les vaya bonito, y a quien me quiera seguir dando por saco, “que os jodan” , siempre desde el cariño.
Nos seguimos viendo en las maravillosas calles de Madrid o en los procelosos océanos infinitos de la www. Salud.

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