Busquemos los culpables, si hay un problema, una catástrofe, si se comete un error, la naturaleza del mediocre es la de buscar a los culpables, nunca solucionar el problema. Podemos verlo en empresas, política, medios… la noticia es el culpable, el protagonista, el titular… pero el que soluciona el problema, nunca lo es, la razón es que vivimos en un país de mediocres donde los méritos son conseguir eliminar a la competencia por descrédito no por méritos. El rey sabio primero buscaba la solución, encontrada esta, se buscaba al culpable, lo importante era solucionar el problema, mi vida siempre ha sido por principios, buscar la solución del problema, y luego, buscar el culpable, por norma general si quieres acabar con el resto de la competencia es un error no buscar el culpable en el momento, ya que encontrada la solución, el pueblo ya no busca la cabeza del culpable, el pueblo y sus principios, han pasado siglos y los comunistas han sabido aprovechar esta sed de venganza, primero la cabeza del culpable en una pica, derrocado el culpable, resolver el problema es secundario, y lo peor de todo, el pueblo lo compra.
Viviendo una situación de búsqueda de culpables y sin solución alguna para el problema, abandono sin ser amigo de rendirme, pero abandono con honor y habiendo luchado del lado del que me paga, no voy a seguir buscando soluciones, y no me voy a poner a perseguir culpables, como buen mercenario, recojo mis trastos, subo a mi caballo y me voy sin miedo a dar la espalda, aunque, desgraciadamente, muchos quieran mi cabeza. Y es que a nadie le gusta alguien que de mas valor al grupo que a su persona, no lo entienden, y lo peor de todo, les resulta peligroso, una lástima, es su problema, no el mío.
Me voy una vez mas con la bolsa vacía, la de los euros, y mis principios intactos, como dije al principio, ambas cosas siempre están reñidas, y ojo, mis principios tienen un precio, seguro, todo lo tiene, o casi todo, la muerte no negocia, pero hasta ahora nadie ha podido pagarlo o yo no lo he merecido.
El mundo es un lugar cada vez mas incomodo para gente como yo, que me hago viejo, cabalgo solo y siempre sirvo a un tercero, pese a admirar a Don Quijote, siempre seré Sancho Panza, con un burro por jamelgo, la bolsa vacía y la conciencia intacta, o casi, que uno con el tiempo pierde memoria y reflejos, y sobre todo se hace blando por dentro.
Toca lidiar otras batallas, tener otros señores a los que servir y estar en paz con dios, siempre sabiendo que la bolsa estará vacía y mi conciencia y principios luchando por no olvidarse de quien ha sido y quien fueron. Ese alzhéimer moral, un mal del siglo XXI sin cura.