Madrugar, cada día de lunes a viernes, 6,20 am de la mañana, 30 minutos de ejercicio, una ducha, afeitado, crema, y uno de los momentos que mas disfruto cada día, elegir que me pondré ese día, por lo general, en función de la época del año y tiempo, desde lino a lana circular italiana, zapatos (que siempre deben estar impecables) y un desayuno que me permita afrontar el día con energía, un repaso a expansión, captura de las noticias que considero interesantes, vitaminas, dientes y el segundo momento mejor del día, elegir el perfume, todo depende del estado de ánimo, plan de día, tiempo y sobre todo la ropa que haya elegido ese día, posteriormente abrigo si procede y listo para coger el transporte público camino al trabajo. 

Siempre me ha gustado que me lleven, por desgracia, nunca me he podido permitir un chofer, con lo que lo mas cómodo, económico y sobre todo sencillo es viajar en esa maravillosa red de transporte público que disfrutamos en la capital del reino. Un paseo de 30 minutos hasta mi lugar de trabajo (otro momento especial del día) y empieza la jornada laboral, jornada que planteo siempre como una sucesión de retos y objetivos, salpicada de sorpresas mas o menos agradables, como decía aún no se muy bien que “esto es bolsa amigo”. 

Si la jornada lo permite, a las 13 horas comida, algo a mejorar cuando como solo, demasiado deprisa, debo aprender a comer de forma relajada, debo disfrutar de la comida en soledad, pero quizá sea esa soledad, la que nos empuja a comer demasiado rápido. Un paseo de otros 40 minutos por el barrio de Salamanca, disfruto pensar con el ruido de Madrid de fondo, la gente, la vida… Da igual que sea verano, agosto 40º o invierno, Enero y -4º, si puedo, es sagrado, pasear es una de las cosas que mas me relajan desde hace años, será la edad, será que nunca pretendí ser un deportista de élite y los maratones y Iron Man me resultan cosa para gente de otra edad y condición física. 

Salir sobre las 19.00 horas y volver a pasear de vuelta a casa, escuchar la radio, siempre me acompaña salvo días de demasiado estrés, y sentarme en mi sillón favorito, leer un libro, contar de forma atropellada lo que hemos hecho ese día, ritual de dientes, cara, cremas y algo que acabo de descubrir y me acompaña en mi despacho, habitación… ese olor sublime que ha conseguido desgraciadamente de forma eventual Zara con Blooming Magnolia, un verdadero descubrimiento, sencillamente espectacular. 

La rutina puede verse rota por una comida con clientes, no hay mejor cosa que compensar lo aburrido de una comida de negocios, con degustar a costa de la empresa los mejores platos y restaurantes de Madrid. 

La rutina puede ser maravillosa, salpicada cada día de un gran o desastroso día, un capricho, una visita a Balbisania y darme el capricho de comprar unas trufas de galleta espectaculares, la compra mensual de mi revista favorita Gentleman, la compra de mi libro mensual en la librería “Lé” o cruzarme con alguien tan sumamente elegante que le envidie durante al menos las cuatro siguientes horas. 

La vida son momentos, la vida es rutina, la vida es tratar de jugar lo mejor posible tus cartas, acostarte con la conciencia tranquila, no debes nada, nadie te debe nada, y si alguien lo hace, puede darse por cobrado. 

Alguno se preguntará a que viene esto, si soy un “influencer” en proceso tratando de escribir sobre mis rutinas o algo parecido… nada mas lejos de mi intención, no pretendo su aprobación ni tan siquiera su lectura, este es mi diario, mi escupidera, mi rincón de pensar, mi pequeño cuaderno de anécdotas, que por circunstancias comparto para el que quiera leerlo, lo por notoriedad, tampoco por interés económico, ni tan siquiera en este caso por hedonismo, simplemente me apetecía, quizá sea esa mezcla de “The Moon” un perfume tan sumamente espectacular que simplemente me hace mientras escribo en mi Mac y escucho a Sinatra en una jornada de relativo trabajo, compartir conmigo estas pequeñas reflexiones o confesiones. 

Un consejo, la rutina no es mala, lo malo es hacer de la rutina algo malo, en mi caso trato cada día de hacer de la rutina algo distinto, digamos una rutina con clase. 

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