Decía Lord Byron que “la ambición es el último refugio de todo fracaso” , si lo aplicamos a la política actual, no podría estar mas en boga dicha afirmación. Vivimos malos tiempos para las personas que creen en el honor, el esfuerzo, la palabra, la caballerosidad y los principios. Que a uno lo definan como rancio, machista, fascista y pretendan no solo que acepte, si no que calle, es quizá la mayor afrenta a la que me enfrentando en esta media década. Pero ya me conocen, ni me voy a callar, ni mucho menos comulgar, políticamente correcto, socialmente responsable o cualquier otro término inventado por un parásito subvencionado no será lo que me haga callar a cambio de un bote de habichuelas, por que como indico al principio de esta reflexión, honor y principios son valores que ya casi nadie tiene, y que algunos ni conocen su significado. Pues bien, como en la invasión de los simios y cual Charlton Heston tras aparecer en ese NY apocalíptico, pienso combatir con mi última gota de sudor el permitir que términos y principios sean pasto de medios mediocres y acomplejados. 

Desafortunadamente, no hay medio privado o público que diera cabida a un programa de mi añorada radio donde poder comprometerme a mantener esos estandares de corrección, por lo tanto vuelvo a alzar mi altavoz y legado, esta web, para seguir tratando de convencerles de que ser rico no es un delito, que tener buen gusto es algo de lo que sentirse orgulloso, que abrir la puerta o pagar la cuenta a tu acompañante del género femenino es un acto de caballerosidad y que ir a misa o estar orgulloso de mi bandera no es igual a tener que arder en ninguna hoguera al grito de “arderéis como en el 36”.

No voy a esconder ni esconderme, pero tampoco como ahora voy a permitir que nadie me falte al respeto, y nadie lo defino como persona, el género me es indiferente, escojan uno de las decenas que se han inventado algunos, seguiré defendiendo desde mi atalaya el consumir, el disfrutar, el ganar el dinero con el sudor de mi frente no con el de la frente de otros, admiraré, criticaré y llegado el caso me enfrentaré con cualquiera que lo merezca, como lo hizo ese ilustre Hidalgo de la Mancha. 

Tengan personalidad, sean ustedes mismos, tengan opinión formada, disfruten de los pequeños placeres de la vida, no se avergüencen, vivan, siéntanse parte de una minoría selecta, a la tumba se llevarán su historia no la de los demás y sobre todo nunca olviden respetar a quien les respete e ignorar a quien simplemente les provoque. 

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